martes, 17 de mayo de 2016

HILAR LA SOMBRA DE LA FLOR


Hilar la sombra de la flor es la acción poética paralela a hilar la pajarera en oro.
Una es solar, la otra lunar.
La vía lunar suele ser más compleja, misteriosa, requiere un desciframiento que va por caminos difíciles de predecir. Las protagonistas de este misterio son las Megelas Tornasoladas. Sus órganos están trasplantados, de una en otra, rojo por azul y viceversa.
Una de las Megelas tornasoladas hace un gesto. La otra megela hace otro gesto. Se repiten sus acciones, como una máquina de hilar. La sombra de la flor va apareciendo sobre la rueca.
Parece una instrucción mecánica, parece un movimiento fácil de repetir. Pero las Megelas son personas. Los cuerpos se cansan, duelen. Las piernas se acalambran. La mente se atraviesa. No sabemos qué es lo que esperamos.
¿Cómo saber si una acción funcionó?
¿Cómo hacer que funcione la magia?
El resultado no está en eso que aparece sobre la rueca, el dibujo intrincado, la madeja efímera.
Tampoco está en las fotos, obviamente.
El resultado está en otro lado, en algo que pasa cuando se supera el cansancio, el acalambramiento, la molestia de no saber cuándo sucederá, si acaso se logrará, cómo saber si ya se logró, qué es lo que estamos buscando, cuándo es que se acaba esto.
Si estás en la cabeza, esperando el resultado, el resultado no ocurre.
Y esto vale para las Megelas y todos los presentes.

Hace falta llegar más allá, quizás cambiar azul por rojo y viceversa; atravesar la incomodidad, el frío, el hambre; superar el punto en que parece que ya no hay espacio para una sola línea más; aguantar todavía un poquito, a pesar de todo, y entonces la máquina de hilar la sombra de la flor empieza realmente a funcionar.


Gracias a las megelas tornasoladas de esta vez: Andrea Lienzos que vino desde Maracay, Verónica que fue convocada el sábado, gracias por poner sus cuerpos a hilar la sombra de la flor.
Gracias a Cybele Corales y a Lorena Loocila que trajeron sus voces para acompañar la acción, con un murmullo suave. A Claudia, que estuvo callada, escribiendo sobre la luna. A Eleonora, que hiló con su presencia, y a Esteban, que hizo el registro, no estas fotos sino otras muchísimo mejores que en su momento justo aparecerán.
Gracias infinitas a Jennifer Gasperi, una nueva aliada que nos puso a la orden el espacio habitado por la sombra de Camille Claudel, y si no han visto la obra por favor no se la pierdan. Camille estuvo hilando con nosotras, no hay duda. Teatro Nueva Era, en la sala experimental del Celarg (Caracas), los viernes y sábados a las 7 pm; los domingos a las 6 pm.

De esta acción el poema de Claudia:


En la luna sin luz propia dibujamos flores misteriosas
sabiduría manual
tarea de ciclos sucesivos
Gira la rueca lunar
¿Quien desde la luz nos da la sombra a florecer?
Esa otra igual a mi, intima-integrada, intuida
silente junto al cíclope incandescente
sin mirarnos tejemos cada ciclo en complicidad acompasada
Sombra y luz tornasolada - agazapadas
Gira la rueca lunar
vuelve la flor constelada
El florecer de la luna ocurre en la sombra

Claudia
Al Misterio noviamanquino


Los misterios noviamanquinos son misterios en los que nunca se sabe cómo sucederán ni quién estará ni cómo quedará (lo que suele depender de quién está y de la velocidad del viento por partes iguales), y lo más misterioso es la forma mágica en que suceden sincrónicamente a pesar de todo: gracias infinitas mamá Azar.

Para revisar la meditación: bailando la ola.


How do you know the magic is working?
The correct result doesn't show on the canvass; the real magis happens somewhere else, in the intangible.
Usually you don't even know how it will look like; but when it happens --and sometimes it is necessary to stick with the unconfortable, the cold, the uncertainety, the doubt, the aching body until it starts to show--, when it happens, you know.
And sometimes it takes time to develop, blooming like a slow flower.

Exactly: Spinning the shadow of the flower.

1 comentario:

Claudia dijo...

En la practica del zazen la postura y la respiración te llevan a integrar los pensamientos de manera tal que no se instalan en la cabeza, sino que aprendemos dejarlos ir y una vez que experimentas este desprendimiento, logras estar en ti y en tu entorno, es como integrarse y diluirse, la expectativa se duerme y se despierta el ser, todo lo que ocurre es sorprendente, hasta el hormigueo de las piernas. Ayer paso eso, sentimos esa atmósfera espacial universal. Misterio noviamanquino