La mariposa monarca necesita, para volar como Blancanieves, su veneno: cuando es larva rayada, gusano juvenil dedicado a alimentarse, solamente come una planta venenosa.
(Este mismo día aparecieron en el jardín, afanándose sobre el veneno, los minúsculos gusanitos).
Luego en su cofre crisálida clepsidra marca el tiempo de la transformación:
durmiente semilla en su tierna urna de jade traslúcido, con un collar de
cuentas de oro, lo que la protege de los depredadores es metamorfoseado en agua
de vida, vitral y vuelo.
Todo ocurre en el secreto del laboratorio subterráneo de su
cuerpo.
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