viernes, 12 de mayo de 2017

8.Moler

El día 8, sabemos que estamos en el camino de salida del ciclo HILAR LA SOMBRA DE LA FLOR.
¿Hemos hilado suficiente, lo rojo en azul, lo azul en rojo, la flor en sombra, la sombra en plata y oro?
¿Está sirviendo de algo esto que hago cada día, este compromiso con ustedes cada día, para que logremos el propósito personal y el colectivo?
Cada una tiene que hacer su trabajo, para lograrlo.
¿Hemos hecho nuestro trabajo?

La carta de hoy, oh sorpresa es el mortero que machaca y vierte.
Atención a la acción a la que nos invita: machacar la semilla para extraer su principio nutritivo, y dejar caer el aceite gota a gota. Esa gota, por cierto, me recuerda la gota de aceite que enciende el entendimiento.
Actívate. Pon a trabajar ese mortero.

Hay un canto venezolano que se canta entre dos mujeres, mientras cada una le va dando con su mano (el palo que machacha) rítmicamente al pilón (un mortero muy grande, hecho en un tronco entero):

Ioooo, ioooo, dale duro a ese pilón
Iooooo. ioooo, que se acabe de romper
Iooooo. Iooooo, que en el monte hay mucho palo, y papá lo sabe hacer....
Iooooo, Iooooo

Lo que quiere decir, que le des con fuerza, que no escatimes tu energía, que si ese pilón se rompe hay manera de hacer otro. Me llama la atención la presencia del padre en esta canción tan de mujeres, que sirve para que ellas puedan mantener el ritmo sincopado mientras muelen el maíz.
Pero es que la presencia del padre es muy importante, y su ausencia puede configurar una carencia que afecte a una nación entera, de forma masiva.

El pilón es el medio de transporte de la BabaYaga, por algo será.


3 comentarios:

Verónica dijo...

Qué cosa fuera, corazón,
Qué cosa fuera la maza sin cantera...

Una de las cosas de la cocina que más me llamaba la atención era el mortero. El asunto de machacar algo hasta sacarle el jugo, el aroma, la sustancia. La fuerza que había que emplear. Siempre tuve manos frágiles y machacar era todo un reto. Quizá ahora las sigo teniendo iguales, pero tengo más paciencia para la extracción de esencias. Por otro lado (siempre hay otro lado) Aunque sé que hay que machacar las cosas para sacarles la esencia, la idea de que la vida haga lo mismo conmigo me causa rebeldía. Vaya, el dolor es un gran maestro, lo admito ¿Pero hay que inscribirle todas las materias?

Verónica dijo...

Qué cosa fuera, corazón,
Qué cosa fuera la maza sin cantera...

Una de las cosas de la cocina que más me llamaba la atención era el mortero. El asunto de machacar algo hasta sacarle el jugo, el aroma, la sustancia. La fuerza que había que emplear. Siempre tuve manos frágiles y machacar era todo un reto. Quizá ahora las sigo teniendo iguales, pero tengo más paciencia para la extracción de esencias. Por otro lado (siempre hay otro lado) Aunque sé que hay que machacar las cosas para sacarles la esencia, la idea de que la vida haga lo mismo conmigo me causa rebeldía. Vaya, el dolor es un gran maestro, lo admito ¿Pero hay que inscribirle todas las materias?

MRP CONSULTORA dijo...

Moler, el mortero, para mí refleja la alquimia, mezcla, machaca, tritura, muele, cambia, es duro, doloroso... pero cambia, no sé es igual...