Desi Chique Clío: Herencia materna
(104 días de Akasha - Diario de Artista)
Y dice: "Un fuego lento para cocinar intuiciones heredadas."
Sé que esta carta les va a gustar, y más a la luz del ciclo por el que nos desplazamos, que es el ARTEMISAL/LASTIMARÉ.
La reflexión del día se relaciona con aquello que heredamos por vía materna; cómo nos nutre y al mismo tiempo pesa, así como el budare o comal (si sigues el vínculo encontrarás información valiosa en cuanto a la relación con la carta anterior: pues vamos desarrollando la intuición ejercitándonos en el arte de relacionar).
Al tener que ver con lo que alimenta, esta carta entra en el ámbito de Hansel y Gretel, ya hablaremos de eso.
Cómo nos vamos pareciendo cada vez más a nuestras madres, y cómo eso es una bendición y un reto.
Hoy, mientras preparas de comer, piensa en lo que te asemeja a tu madre: en las semejanzas evidentes, pero también en aquellas menos visibles, y en aquéllas que quizás no quieras reconocer. Las que te moldean. Las que te alimentan, las que te pesan.
Si eres madre, cómo pasarás la herramienta y tu herencia.
Alguien me preguntó qué es un budare: se trata de un implemento doméstico usado en la cocina venezolana, equivalente al comal pero hecho en hierro colado (y por ello pesadísimo), que sirve para calentar las arepas (alimento básico hecho de maíz). Hoy día hay sustitutos al budare de hierro colado, pero éste es el que funciona mejor y responde a la tradición.
Buen provecho!
Mi budare, con miniarepas como morocotas
Los primeros días de #LaVuelta104 son de aprender a nadar entre los niveles de lectura. Cada carta tiene un vínculo que nos lleva a la misma carta de la Vuelta anterior, y en esa también tienes un vínculo que te lleva a la primera vuelta, para ahondar el significado de la carta y en la reflexión del día. Sus comentarios son bienvenidos, porque amplían la discusión. Lean también los comentarios de las demás viajeras por esta Vuelta, con muy inspiradores y así se van conociendo.
Isabel Otahola nos escribe también:
El BUDARE
Me alimenta tu herencia,
me alimentaste y me hiciste crecer
ambas cosas llevo en mi corazón,
tus tatuajes y también las quemaduras del budare.
El budare, símbolo de nuestra cocina infante, niña, campesina, con ese olor a braza, a resina, a campo, la arepa nuestra mañana calentita, sabrosa, nuestro desayuno, las cachapas de las sedas del maíz recién nacido, el fogón con sus tres topias renegridas por tanto fuego, la leña prendida trepidando con sus llamas luminosas, y los olores todavía los siento en mis recuerdos y las mujeres que como a la cenicienta: cocinar les hacía reinas del fogón y por eso tenían cabellera de humo, corazón de braza y ojos de carbón. A ellas a esas queridas mujeres de mamá, compañeras y cómplices en mi niñez y juventud y gracia, La negra, Juanita, Lorenza, Nicolasa, Carmen, Antonia, mi recuerdo de ellas. el budare, la braza, la leña, los olores, el amor, la arepa.
Me alimenta tu herencia,
me alimentaste y me hiciste crecer
ambas cosas llevo en mi corazón,
tus tatuajes y también las quemaduras del budare.
El budare, símbolo de nuestra cocina infante, niña, campesina, con ese olor a braza, a resina, a campo, la arepa nuestra mañana calentita, sabrosa, nuestro desayuno, las cachapas de las sedas del maíz recién nacido, el fogón con sus tres topias renegridas por tanto fuego, la leña prendida trepidando con sus llamas luminosas, y los olores todavía los siento en mis recuerdos y las mujeres que como a la cenicienta: cocinar les hacía reinas del fogón y por eso tenían cabellera de humo, corazón de braza y ojos de carbón. A ellas a esas queridas mujeres de mamá, compañeras y cómplices en mi niñez y juventud y gracia, La negra, Juanita, Lorenza, Nicolasa, Carmen, Antonia, mi recuerdo de ellas. el budare, la braza, la leña, los olores, el amor, la arepa.
FOGONCITO DE LEÑA
Si pudiéramos cocinar lo que quedó pendiente en nuestra vida y amasarlo y cocinarlo en tus brasas de bucare y apamate, para comerlo con alegría en esta tarde de celebración y recuerdos con encuentros predestinados, soñados, sincronizados.
Jugamos nuestra partida, nosotras espíritu custodios del fuego, desplegamos tesoros imposibles de contar, nubes bajas anuncian otros signos, apuesta-salto-porvenir-incertidumbre-
Somos custodias del fogón de leña, cocinamos el amor,el tiempo, la poesía, la amistad, el fuego, a nosotras sólo nos queda el brindar, la celebración.
Si pudiéramos cocinar lo que quedó pendiente en nuestra vida y amasarlo y cocinarlo en tus brasas de bucare y apamate, para comerlo con alegría en esta tarde de celebración y recuerdos con encuentros predestinados, soñados, sincronizados.
Jugamos nuestra partida, nosotras espíritu custodios del fuego, desplegamos tesoros imposibles de contar, nubes bajas anuncian otros signos, apuesta-salto-porvenir-incertidumbre-
Somos custodias del fogón de leña, cocinamos el amor,el tiempo, la poesía, la amistad, el fuego, a nosotras sólo nos queda el brindar, la celebración.
9 comentarios:
De mi madre heredé sartenes, ollas, platos y manteles. Aunque ya no cocino como ella ni me sabe igual (aparece de vez en cuando el remordimiento por no ser fiel a sus recetas) Ahora he incorporado mis propios colores a los suyos.
me encanta esta carta. ideal en el dia de hoy con la fuerza salvaje reconociendo mi transmutacion de larva a mariposa intuyendo y honrando mis raices, gracias madre y fuertes muneres de misistema, hoy sueño con mi vuelo... ese de mariposa.. no azul sino verde esmeralda de Artemisa ..
gracias
la sarten caliente, cada madre, cada familia, cada hogar, cada cocina, tiene su budare, cada budare da el sabor particular a la comida, de mi tierra las arepas *, cada arepa sabe diferente por el budare y las manos que con el tiempo lo van forjando, mucho o poco calor, mucho o poco lavado... amo la comida de mi madre, la cocina me vincula con ella, es el lazo, me siento alegre cuando cocino, mi madre aprecia mi comida, eso me hace sonreir... cada alimento que se calienta al calor del budare tiene el sabor especial,
Heredé sueños porque por alguna razón eso fue lo que quedó truncado en su vida. Fue la Hera desdeñada. Y la hija, una especie de Quirón herido pero a la vez sanador y defensor de los desvalidos. Una canceriana nutridora. Eso pesa y fue visible, pero quedó en el pasado. En el ahora, he leído esa frase que me encantó: "Abonar el Jardín interno". Eso hice cuando llevaba a mi hijo en mi vientre. Vientre bendecido. Deméter personificada. Un milagro. De la semilla sembrada nació la Oruga y de ella la Crisálida que convertida en Mariposa, peregrinando por el mundo, vuelve de vez en vez a reconciliarse con su madre que una vez fue Artemisa. Y el viaje continúa, guiada por la intuición; esta vez lleva una arepa de budare como alimento.
De mi madre heredé el gusto por los oficios y la forma de hacer las cosas muy lentas y buscar afinar los detalles al máximo.
De mi madre heredé el budare que antes fue de mi abuela.
Aprendí a curarlo poco a poco, limpiando el aceite que forma costras de carbón. Aprendí las artes del jardín y la cocina, aunque no siempre las aplique con su tesón. Las artes de la Red de Lavanderas se aprenden con la edad.
Sin querer me enseñó que los milagros son posibles por amor.
De mi madre recuerdo el café con leche y bollitos triturados dentro del café. Como la perdí muy niña fueron mis tías y mi abuela las que me enseñaron a cocinar a picar los aliños con muchos colores ají dulce, pimentón, ajo porro cebolla. Cada una tenia un aroma diferente.Gracias por refrescar esos recuerdos y mirarlos desde otro sentido.
De mi madre recuerdo el café con leche y bollitos triturados dentro del café. Como la perdí muy niña fueron mis tías y mi abuela las que me enseñaron a cocinar a picar los aliños con muchos colores ají dulce, pimentón, ajo porro cebolla. Cada una tenia un aroma diferente.Gracias por refrescar esos recuerdos y mirarlos desde otro sentido.
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