Parafraseo a Michelena, pero pienso en una foto de mi madre con mi hermana sobre las piernas.
La pose es diferente, pero la mirada es la misma: arrobamiento mutuo frente al milagro.
Con hijos biológicos y otras creaturas, ese momento: embeleso.
La perfección de ese momento.
Del cuaderno de artista de Desi Chique Clío
la Loca, recuerda es hija y también es madre.la Loca no recuerda esa mirada pero mi madre con su comida me embelesa, es lo que ella me podía dar, como madre la Loca se hunde en la mirada de sus hijos, puede vibrar ese amor.
ResponderEliminarEmbeleso puedo llamar a lo que sentí cuando amamanté a mi hijo. Es la comunión perfecta, si eso es posible.
ResponderEliminarSabia Naturaleza y Salvia del alimento de la "vía láctea"-los senos- por medio de la cual se nutre la inocencia.
Descansé a la orilla del camino. Nutrí y fui nutrida. Ahora continúa mi viaje.
Nutrir y ser nutrida nutriendo.
ResponderEliminarEn algún momento o varios, nos toca ser nuestras madres y amamantarnos.
Para quienes están en Caracas y conocen la Galería de Arte Nacional, alguien acaba de comentar por Instagram otras dos obras de Arturo Michelena con las cuales podemos completar un trío de arquetipos femeninos:
La joven madre
Carlota Corday rumbo al cadalso
Diana la cazadora
Ser las tres, en distintos momentos.
Miro a mis hijos y me embeleso, como madre, como ser humano, ante tanta espontaneidad, ante el milagro de verlos crecer sanos y sin artificios, al ver su infancia y asomar la adolescencia. Me embeleso sin orgullo afectado, con la serenidad del papel que tengo, son mis niños, pero no soy su dueña, me tengo a mi misma y ellos tienen que saber que estoy ahí, pero ser dueños de ellos mismos.
ResponderEliminar¡Qué belleza de obra, la de Michelena! Voy a sacar las últimas postales de Michelena que compré en Caracas antes de regresar a España, poseen la dulzura y la paz que necesito.
Hoy mi mamá está de cumpleaños.
ResponderEliminarSeparación y distanciamiento momentáneos.
Analizar esta relación madre-hija desde la perspectiva que ofrecen las cartas diarias, me han llevado a un camino espinoso...duele, busco la flor asociada a esa punta filosa.
La voz de mi madre en estos momentos suena lejana, hueca, sin emoción. Creo que se ha dado pocas oportunidades para sentir de manera real. No estoy segura de esto último, no encuentro como preguntarlo.
Hace unos días me habló de pasión asociada a su juventud de una época, como justificación para unirse a otra persona (mi padre)solo para salir de una realidad de vida que le atosigaba. Continuó entonces su asfixia...faltaba el amor desde el sentimiento real.
¿Cómo estoy aquí? ¿Cómo tengo hermanos?
¿Cómo un sentimiento encuentra estabilidad con ese inicio? ¿Cómo se es semilla, siembra, árbol, fruto, flor?
Mi reto es superar la sensación de fantasmagoría, de desvanecimiento.
Ya entiendo por qué no mira al lente de la cámara. No hay fotos con limpieza en la mirada.
En este momento recuerdo una...embeleso. Mi hermano recién nacido está en su regazo y yo al frente, muy pequeña, sonrío con picardía. Allí ella sonríe...es madre.
Veo que necesitaré muchas más Vueltas...como la vida.