Cebolla, luminosa redoma, recitamos desde el colegio. Aquí está. Para que tengamos claro que somos iguales, pero diferentes; aunque más adentro seamos iguales y más adentro diferentes y así hasta llegar al corazón del laberinto concéntrico. Donde se solucionan los contrarios en una sopa común. Quien se siente a esta mesa comerá y se saciará
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