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lunes, 22 de mayo de 2017

5.Memoria


Cada gota de agua es parte del agua entera.
Aquí es cuando se entiende mejor el ejercicio de cargar el agua amorosamente, con la intención clara, para que las aguas sanen, mientras llegamos al punto más alto del ciclo AGUA AL PUENTE.
Nuestro cuerpo está compuesto de agua celular. Esa agua es parte del agua entera en el mundo.
Somos hermanas de agua. Y el agua está preñada de memoria. Piensa en el témpano, cuya agua se congeló hace miles, quizás millones de años. Nuestras células también llevan memoria de generaciones, y en esa memoria está guardada también la tendencia a la reacción frente a las circunstancias.
Toda tu memoria está inmersa en agua.
El espíritu individual es lo que sostiene al nacional, al global, al colectivo de cualquier especie.
Parece obvio pero se olvida y entonces el individuo se deja arrastrar por el momento de la masa.
Cada espíritu despierto cuenta más que nunca.
Aprender de las cicatrices; evitar shock anafiláctico; evolucionar.

Necesitamos reunir toda la energía posible para el último gran salto.
Lograr el propósito masivo, la Mongolia que nos da alegría a todos, es un trabajo más delicado que lograr la Mongolia personal...

Hoy, día 5 del ciclo, recuerda activar el agua con pensamientos, imágenes, oración, meditación, canto de mantras por hoy y los próximos siete días, mientras atravesamos AGUA AL PUENTE.
Empieza por cargar el agua del primer vaso de por la mañana, entre tus manos, antes de beber el agua.
Esa agua cargada puede ser vertida en cuerpos de agua (ríos, lagunas, represas) para multiplicar su efecto.
Purificar las aguas contaminadas actúa en consecuencia sobre todos los cuerpos compuestos de agua.
Es necesario, indispensable, urgente trasmutar el veneno en agua de vida. Blancanieves, ¿me escuchas?
Agua de Vida.

Comenten sobre sus experiencias con el agua para animar a las demás.
Sé que lo están haciendo. Es un ejercicio íntimo, sí, pero si estamos sincronizándonos en esta Vuelta por 104 días o por los días que sean, así sean los últimos 30 días (y los últimos días son los más potentes, créanme), si estamos caminando juntas con un mismo foco es porque no estamos solas y porque reconocemos que nos congregamos para conseguir una paz común.

Activa la potencia de tu ejercicio respirando un minuto más cada día.
Hoy respiraremos 2 minutos con intención, sin distraernos, para activar el agua celular.
Recuerda colocar el temporizador de su celular para no distraerte con la cuenta del tiempo.
El aire toca al agua.
Mañana serán tres minutos, fortaleciendo la intención personal y masiva con la disciplina individual.
Es hora de poner a trabajar nuestra fuerza espiritual a toda potencia.
¿Ya contagiaste a alguien?


4 comentarios:

  1. Siempre que escucho hablar del agua pienso en Masaru Emoto. Es conveniente revisar su trabajo nuevamente. Aqui hay algo https://www.youtube.com/watch?v=01gYfRr4boI

    Todos somo pequeños oceanos, cómo nos energizamos lo mostró el Dr. Emoto en el video. Ora, teje, canta, agradece, sonríe y sobretodo cuida tus pensamientos. Cuida mucho lo que dejas entrar en tu vida durante estos días, reconoce cúal es tu batalla y no te distraigas. Eres el mar y eres la ola.

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  2. Esta imagen parece una placenta con gemelos nadando en el líquido amniótico. El líquido que da vida.
    Qué lindo.
    Pero el aire no toca el agua porque si la toca la agita.
    No se llevan bien.
    Yo me tomo el vaso de agua sin respirar, fondo blanco.
    Inhalo, tomo, y exhalo
    Buen ejercicio este.
    Tenía sed.

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  3. al observar la imagen se me parece a una celula, a una amoeba ... ay Dios... bueno por ahora veo eso, el origen una célula, mis pensamientos , una célula... allí contiene todo,

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  4. Empecé a hacer el ejercicio de imaginar el agua en mi cuerpo. Cada célula una gota. Millones de gotas vivas, llenas de agua, moviéndose en el agua. Abrí los oídos para escuchar el torrente de mis fluidos, sangre, linfa, lágrimas, saliva, flujo. Estaba recostada sobre una almohada, pero sentía que lo estaba a la orilla de un río claro, rápido, poco profundo. Dejé que me mojara. Traté de recordar cómo se siente flotar en el líquido amniótico. Pensé en todas las veces que me mojó la lluvia, que me sumergí en el mar. Recordé cuando era pez, abrí mis branquias al agua fría y salada. Me paré a la orilla del Lago de Valencia. Él bien podría enseñarnos algo sobre la resistencia, a pesar y en contra de tantas y tantas miserias. Duró poco el ensueño. La cotidianidad distrae harto. Ahora mientras escribo pienso en mi abuela batiendo jugo de parchita a fuerza de paleta, dejando que remolino de agua desprenda la pulpa de la semilla. Bendita agua, bendita paleta, bendita mano que produce el remolino, bendita matriz líquida en la que se gestó mi madre. En el chamanismo dicen que las mujeres somos agua, y que las memorias de las tribus se transmiten de vientre a vientre. ¿Qué recordarán mis células?, ¿Qué fortalezas puedo extraer de allí para ponerlas al servicio de la vida?

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